Occidente se pregunta: ¿Cómo es posible que después de las atrocidades acontecidas durante la Segunda Guerra Mundial haya vuelto a popularizarse el fascismo? ¿Por qué las políticas de odio y cinismo se vuelven un valor al alza que suma likes en las redes y caracteriza a los gestores del nuevo orden mundial? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El camino ha sido largo y ha estado salpicado de hitos tecnológicos que han acompañado las narrativas modernas del progreso, como la fotografía, el cine, la televisión, el internet y el teléfono móvil, pero existen dos elementos fundamentales que han hecho posible esta vuelta al fanatismo: el borrado de la memoria y la cosmetización de la violencia.


Ambos elementos son fundamentales para el ascenso de este nuevo autoritarismo, presentado por los medios de información y las redes sociales virtuales como algo que surge espontáneamente, sin explicación previa ni contexto; una excepción a la regla democrática.


En la presente conferencia indagaremos en los procesos que han permitido esta interconexión que nos hace preguntarnos: ¿Qué relación tiene este ascenso del fascismo 2.0 con el uso de ciertos elementos del folclor digital y la difusión de ciertas imágenes para su propagación?