Más que el lugar común del enfrentamiento con el objeto encontrado, Balones acelerados propone una confrontación con el tiempo. Lo cotidiano del balón ponchado cruza al terreno emotivo disparando toda suerte de recuerdos en la cancha callejera.

Como en esta pieza, el trabajo de Orozco se caracteriza por estimular nuestra relación con los recuerdos a partir de un gesto económico y de lo cotidiano. A su vez, reflexiona sobre la escultura relacionada con estructuras sociales y juega con la escala del individuo ante el objeto y su propia memoria.


GABRIEL OROZCO (1962)
Balones acelerados, 2005
Instalación. 165 balones intervenidos
Adquisición, 2006