La oscilación entre hechos y ficción, entre realidad y fantasía, la tensión entre lo grotesco y lo bello

Una conversación entre Angela Su y Cuauhtémoc Medina

Cuauhtémoc Medina (CM): Al igual que las naciones y todo tipo de sistemas sociales, las epidemias no sólo se definen por condiciones biológicas y médicas, sino por la forma en que los políticos, los medios y las poblaciones describen sus orígenes, desarrollo y significados históricos. Las enfermedades se enmarcan en discursos sobre la raza, la modernización e incluso la relación entre las personas, la tierra y el cosmos, hasta el punto en que las reacciones sociales y nuestras políticas de salud también se definen por las afirmaciones que hacemos sobre las causas, los orígenes y los agentes de transmisión de una enfermedad. Como estamos presenciando hoy, una vez más, las epidemias y pandemias se narran en términos de la supuesta amenaza del otro y el intento por definir a los culpables y las víctimas. No obstante, éste es un campo particularmente especializado de investigación social contemporánea, una forma especialmente sofisticada de entender la relación entre naturaleza y cultura. ¿Cómo te interesaste por el fenómeno de las “narrativas de brotes epidémicos” y decidiste embarcarte finalmente en Cosmic Call [Llamada cósmica], producida para el proyecto de Contagious Cities [Ciudades Contagiosas]?

Angela Su (AS): Uno de los mayores desafíos de Contagious Cities fue tener que lidiar con la gran cantidad de información sobre las epidemias. Fue una tarea tremenda limitar mi investigación. ¿Debo investigar un germen o brote epidémico en particular? ¿Debería investigar las posibles causas de un brote… la deforestación, el rápido desarrollo urbano, la distribución desigual de la población, la agricultura industrial y la sanidad animal? ¿Y qué hay del uso excesivo de antibióticos, el cambio climático y el desarrollo de armas biológicas? ¿Debería hablar también sobre la condición humana… el miedo y la compasión, la discriminación, la paranoia, la muerte y la supervivencia? ¿Qué pasa con las políticas de control de enfermedades, vigilancia y el control fronterizo? Quería cubrir todo, porque veo que todos estos temas están relacionados entre sí. Es difícil hablar de uno sin mencionar los otros.
       Cuando hablé con mis amigos sobre el proyecto, lo que más me llamó la atención fueron sus reacciones. Algunos de ellos decían que sí, por supuesto, que Hong Kong es realmente “contagioso” ya que hemos sido exportadores de enfermedades infecciosas, especialmente la peste bubónica de 1894 y el SARS. Otros amigos se conmocionaron por el título del proyecto, ya que estigmatiza a ciertas ciudades y pueblos como “contagiosos”. Así que quería descubrir qué significa realmente ser “contagioso”. ¿Se construye socialmente mediante el discurso? ¿Por qué ciertas enfermedades, como el ébola, el sida y el SARS, capturan nuestra imaginación más que, por ejemplo, la viruela, el cólera o incluso la pandemia de gripe de 1918?
       Luego me encontré con el libro de Priscilla Wald Contagious: Cultures, Carriers, and the Outbreak Narrative (Durham University Press, 2008).
       Esta narrativa particular es como una novela de detectives que incluye la aparición de una enfermedad misteriosa (en general del Tercer Mundo: China, África), escenas de cooperación internacional y el triunfo de la ciencia médica. Al surgir junto con el avance de la bacteriología en el siglo XIX, esta narrativa se ha vuelto paulatinamente dominante por medio de su circulación en novelas, películas, medios de comunicación y revistas científicas. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que, si bien esta narrativa no es incorrecta, da la impresión de que ciertos lugares y ciertas culturas son contagiosas. Tampoco logra transmitir las complejidades detrás de un brote epidémico.
       También hay estudios sobre las diferentes narrativas adoptadas por China, Singapur, Hong Kong y Taiwán durante el brote de SARS. La repercusión de estas distintas narrativas afectó los tipos de acciones tomados por los civiles.
       Y así es como decidí embarcarme en crear mi propia narrativa, con la esperanza de revelar las complejidades detrás de un brote epidémico.

CM: Es probable que muy pocas personas en la audiencia del arte contemporáneo, especialmente en América Latina, sean conscientes de la importancia del Wellcome Institute, que comisionó la pieza. Parte de la riqueza del magnate farmacéutico más importante a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, sir Henry Wellcome, se usó para construir la colección más importante de documentos y artefactos sobre la historia de la medicina y el cuerpo humano, que hoy conforma la mayor parte de las colecciones médicas en el Museo Británico y el Museo de Ciencias de Londres, así como la biblioteca y el archivo más importantes sobre el tema, el Wellcome Institute. Investigar en la Biblioteca Wellcome en Euston Road es un sueño hecho realidad, comenzando por la forma en que los libros, almacenados en una hermosa rotonda ovalada clásica, están organizados según la enfermedad, lo que permite explorar toda la historia de la cultura en función de la taxonomía de la enfermedad. ¿Cuál fue tu experiencia trabajando en el Wellcome Institute? ¿Comenzaste tu investigación con un plan totalmente gratuito o te enfocaste originalmente en buscar materiales sobre medicina tradicional china?

AS: Trabajar con Wellcome fue la experiencia más maravillosa. Me dieron mucha libertad artística y el personal fue de gran ayuda y conocimiento.
       Antes de visitar la colección, tenía la idea de centrarme en la medicina tradicional china, por lo que, a mi llegada, los bibliotecarios ya habían preparado una muestra de libros raros, grabados y artefactos relacionados con mi investigación. De hecho, la colección de arte de Wellcome contiene más de 250 000 grabados, dibujos, pinturas y fotografías. La colección digital que ves en línea representa sólo un pequeño porcentaje de toda la colección, que se encuentra en el sótano del edificio Wellcome. Tuve la suerte de haber recibido un recorrido por algunas de estas fantásticas estampas raras. La Biblioteca Wellcome también es una fuente de recursos maravillosa. No sólo tiene materiales sobre ciencias médicas, también tiene libros sobre ocultismo, brujería, zombis, charlatanería y medicina alternativa. Como también me interesaba la teoría de la panspermia, el personal inmediatamente me dirigió hacia la correspondencia entre los científicos Carl Sagan y Francis Crick, quienes plantearon la hipótesis de que la vida en la Tierra podría haber sido sembrada por otras civilizaciones del espacio exterior. Diría que la mentalidad abierta de la institución definitivamente se refleja en esta colección fascinante y ecléctica.

CM: Un aspecto que se destaca en tu video es tu preocupación por la forma, bajo la administración china actual y su supuesta afiliación con raíces culturales antiguas, la medicina tradicional y la filosofía se están transformando por completo. Pareces sugerir la colonización de conceptos como el chi o de técnicas como la acupuntura, que están a punto de convertirse en simples medios técnicos, simplificados para servir a las narrativas nacionalistas de la República Popular de China. ¿Te gustaría ampliar este tema, respecto a la forma en que la llamada sabiduría antigua está produciendo un extraño matrimonio de técnica e ideología?

AS: Lo que entendemos hoy como sabiduría antigua ha pasado por años de evolución y manipulación. La forma en que se practicaba la medicina china en la antigüedad es muy diferente de cómo se practica hoy día.
       Desde la década de 1920, ha habido una cientifización gradual de la medicina china. La medicina clásica china se ha estandarizado, universalizado e institucionalizado lentamente en lo que ahora llamamos MTC, que significa “medicina tradicional china”, un nombre diseñado para el consumo extranjero. Desde entonces, la MTC se politizó mucho; es parte integral de la formación del Estado y de la construcción de la nación en China. Y al purgar las prácticas médicas “no científicas”, la estandarización también excluye métodos antiguos que son realmente efectivos. La MTC representa hoy la integración de la medicina china y la occidental, un arma de poder blando que se exportará para promover la identidad nacional. El método tradicional de tratamiento individualizado con remedios de acción lenta a menudo da paso al alivio rápido que ofrece el tratamiento médico occidental, a pesar de que el tratamiento todavía se califica como “tradicional”.
       Además, dado que la filosofía de la medicina clásica china se basa en teorías metafóricas más que en estudios empíricos, su lenguaje o retórica se pueden manipular fácilmente. Tomemos como ejemplo la acupuntura: en la década de 1940, durante la guerra civil china, los vocabularios militares y políticos que correspondían al ideal revolucionario se usaron para describir el cuerpo. Los puntos de acupuntura se organizaron en líneas rectas, parecidas a las líneas frontales de un ejército. El cuerpo fue descrito como una entidad completa y unificada caracterizada por una división del trabajo y el liderazgo. Las comparaciones entre el cerebro (el Comité Central) y sus vínculos con los diferentes sistemas del cuerpo (los diferentes ministerios) por medio de los nervios (miembros del partido) muestran convenientemente que una imagen directa del Partido Comunista Chino se superpuso a la medicina china. En resumen, la medicina china en la China moderna ha sido moldeada por criterios de partido, condiciones de guerra y los aspectos prácticos de la curación.
       Curiosamente, la medicina china en Hong Kong es muy diferente de la MTC en China. De hecho, está más cerca de la práctica original y esperemos que no sea reescrita por el Partido Comunista Chino en el futuro.

CM: Cosmic Call se caracteriza por una narrativa llena de giros y vueltas, que, vista en retrospectiva, crea una prodigiosa cadena de significantes e historias. Hay un probar constante de la credulidad del espectador, junto con una satisfacción particular al llevar nuestra imaginación a lugares que no hubiéramos imaginado de antemano. ¿Cómo llegaste a la idea de una trama tan retorcida? ¿Está relacionada con la débil condición de la verdad en la sociedad contemporánea, o tiene que ver con tus inclinaciones estéticas, en términos de un programa artístico?

AS: Antes del proyecto Contagious Cities, me encontré con algunas imágenes fascinantes de cometas en El libro de los milagros de Augsburgo, una colección de manuscritos ilustrados del siglo XVI. Todo el tiempo supe que quería incorporar esas imágenes. Luego leí sobre la teoría de la panspermia en un libro sobre epidemias… una cosa llevó a la otra, y gradualmente la historia tomó forma.
       Las ideas surgieron naturalmente. Cuanto más leo sobre un tema, más fácil se vuelve conectar los puntos. Por alguna extraña razón, siempre idealizo el hecho de que las personas que sufren esquizofrenia tienen el talento para descifrar códigos y ver conexiones entre las cosas. Por otro lado, también soy consciente de que, si deseas establecer conexiones, siempre las encontrarás. La coincidencia existe en detalles mínimos y, desafortunadamente, la coincidencia alimenta la conspiración.
       Hay una subtrama notable en Cosmic Call con respecto a las armas biológicas… En 1894, el bacteriólogo japonés Kitasato Shibasaburo, que estudió con el reconocido microbiólogo alemán Robert Koch, viajó a Hong Kong durante el brote de peste e identificó el bacilo de la peste. Cuarenta años después, en 1941, durante la segunda guerra sino-japonesa, el Departamento de Prevención de Epidemias y Purificación de Agua del ejército de Guandong de Japón, mejor conocido como Unidad 731, propagó pulgas infectadas por la peste en las ciudades chinas. Ese mismo año, el doctor Enryo Hojo de la Unidad 731 contactó al Instituto Robert Koch y dio una conferencia sobre armas biológicas en la academia militar de Berlín. Se sabe que el instituto de armas biológicas dirigido por el científico nazi Kurt Blome era muy similar en diseño a las instalaciones de la Unidad 731 en Manchuria. Corre el rumor que, después de la segunda guerra mundial, Estados Unidos usó los datos obtenidos de la Unidad 731 para su propio programa de investigación de guerra biológica. En 2003, se especuló que el SARS podría haber sido una arma biológica contra China, desarrollada en Estados Unidos. Hoy, se especula que el SARS-COV-2 es un arma biológica creada en China, pero financiada por Estados Unidos.
       Me imagino que siempre hay misterios que nunca podremos resolver, y tenemos que estar atentos a los rumores, ya que a menudo son utilizados por las autoridades para desviar la atención de los problemas reales.

CM: Supongo que sería justo decir que la cultura contemporánea sufre una plaga de teorías de la conspiración y un anhelo de profecía. Cosmic Call está entretejida con una cadena de secretos no probados y eventualmente conduce a algún tipo de mito de sobrehumanidad. Más allá de estos intereses temáticos, pareciera que sus preocupaciones son anteriores al brote actual de COVID-19 y la centralidad de sus orígenes chinos en las numerosas narrativas de brotes desarrolladas por los medios y los políticos de todo el mundo. Me parece que quedaste atrapado en la telaraña de tu propia fantasía: ¿cómo se puede abordar la forma en que el arte se enreda con la historia, hasta el punto de volverse visionario?

AS: Ahora que lo mencionas, Cosmic Call se siente como una profecía autocumplida. Si algo es profético o no, sólo se puede decir en retrospectiva. Si no hubiera COVID-19, Cosmic Call sería sólo un trabajo que cuestiona la narrativa dominante, en resumidas cuentas, un video común basado en la investigación. Me recuerda la delgada línea entre la profecía y la paranoia. Diría que la importancia de Cosmic Call es el resultado de su oportunidad (probablemente por eso no hay profecías con un marco de tiempo claro para el cumplimiento) y que la “profecía” es en realidad una deducción lógica basada en mi investigación.
       Cosmic Call nunca tuvo la intención de profetizar una futura epidemia originada en China (ni presuponer otras amenazas desde China), es más como una advertencia sobre la alta posibilidad de brotes de enfermedades, dado que Hong Kong es un puerto internacional densamente poblado vecino a China, un país con regulaciones de salud pública cuestionables. Y sabiendo que todo lo que nos une como civilización (interacciones humanas, progreso, migración y globalización) es lo que nos hace vulnerables a los brotes epidémicos, era muy seguro deducir que, tarde o temprano, habría una pandemia.
       No estoy segura de cómo abordar de qué manera la creación artística predice su propia importancia. ¿O quizá deberíamos abordar por qué la historia está condenada a repetirse? Como ya sugerí, me interesan las teorías de conspiración, pero estoy de acuerdo en que, en los últimos diez años, nos hemos ahogado con tantas conspiraciones debidas a la política, las redes sociales y la desinformación. Las conspiraciones y los rumores son peligrosos, especialmente cuando los circula la máquina de propaganda del Estado. Sin embargo, me gustaría pensar que la forma en que reconstruyo diferentes hechos es más parecida a lo que hace el Agente Mulder en Los Expedientes X. Simplemente estoy buscando respuestas, tratando de darle sentido a este mundo loco con la esperanza de encontrar una salida a este ciclo sin sentido de repetición.

CM: Las escenas finales de la película son fascinantes: un performance gótico en el que los virus se postulan como un medio de transformación personal. Estoy muy impresionado por la forma en que mezclaste la ciencia ficción y las fantasías médicas, creando una visión ambivalente de la condición constantemente mutante y biológicamente invasiva de nuestros cuerpos. ¿Puedes hablar de tu fantasía? ¿Cómo desarrollaste el collage entre seudo-documental y performance que define este trabajo?

AS: Siempre me han interesado las ilustraciones médicas antiguas. Por ciertas razones oscuras, me parece muy excitante mirar profundamente en el cuerpo. Quizá surgió de una mezcla del deseo de conocimiento, la respuesta visceral a la seducción de la carne y la fascinación por el monstruoso cuerpo que experimenta una transformación constante. También me gusta la idea del cuerpo desollado, donde el interior caótico y desordenado se libera del límite de la piel. Es inmensamente sexual y seductor, o tal vez sea mi pulsión de muerte.
       Las primeras películas de terror corporal de David Cronenberg tuvieron un impacto particularmente grande en mí, ya que mezcló el terror y las fantasías médicas para crear algo que es escalofriante e siniestramente inquietante. Su primer largometraje, Stereo (1969), es un seudo-documental en blanco y negro de bajo presupuesto con una voz en off de un científico que realiza experimentos de telepatía. Me recuerda las películas efímeras de los años cuarenta y cincuenta. Según los estándares actuales, algunas de estas películas educativas son divertidas y absurdas; por otro lado, transmitieron lo que se percibía como “hechos” o “verdades” en el momento en que se hicieron. Lo mismo ocurre con las ilustraciones médicas antiguas: lo que se percibía como científico era en realidad la interpretación de un artista. Supongo que siempre me ha fascinado la oscilación entre hechos y ficción, entre realidad y fantasía, la tensión entre lo grotesco y lo bello.
       Lo que presenté en Cosmic Call es cierto en su mayor parte, los únicos aspectos imaginarios son el cometa Aureus y cómo el cometa Aureus vincula los diferentes hechos, por lo que el público siempre cuestionará qué es real. Hubo una anécdota divertida… un periodista de un periódico local describió la película como un documental real y las piezas de arte que lo acompañan como artefactos históricos. Creo que la obra es un éxito en este contexto. Respecto al performance, es mi forma de aceptar la paradoja de las epidemias y la tecnología. Se siente necesario tener algún tipo de conclusión o reconciliación después de pasar por una travesía tan complicada. Las preguntas que me hice fueron… ¿acepto lo inevitable?, ¿me convierto en una con el universo?
       ¿Resistir o ser asimilada?