Camel Collective: Declaración sobre Gated Commune, en memoria de Carla Herrera-Prats

Anthony Graves

Como muchas obras que Carla Herrera-Prats y yo produjimos como Camel Collective, Gated Commune [Comunidad privada] tiene su origen en un periodo de intenso trabajo en Copenhague, Dinamarca. Generamos una versión del texto con el título “Bella Center”, que se refiere al centro de convenciones en la ciudad de Ørstad, en la periferia de Copenhague, cerca de donde estábamos ideando nuestra primera obra importante, The Second World Congress of Free Artists [El Segundo Congreso Mundial de Artistas Libres], en 2010.

La arquitectura alrededor del Bella Center nos pareció sintomática de tantos asuntos apremiantes e interrelacionados. Ørstad, como observamos, había sido ocupada principalmente por inmigrantes. La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático o COP15 se había celebrado en Bella Center el año anterior a nuestra llegada, y allí tuvieron lugar protestas internacionales de ambientalistas y de activistas contra la globalización. El área también semejaba el patio de recreo de los principales estudios de arquitectura, que parecían tratar la ubicación de los Comunes como una tabla rasa para experimentos arquitectónicos a gran escala y sin contexto.

Aquí es donde Gated Commune fue concebida, al menos como un guion, un sitio aparentemente sereno acosado por divisiones sociales, ambientales e históricas que yacen justo debajo de una superficie resbalosa de vidrio y aluminio. Gated Commune tiene turbios problemas similares bajo la superficie de su narrativa satírica. Es una obra de elementos conflictivos y contradictorios en pugna, y un ejercicio para experimentar las diferencias y evitar soluciones paliativas. Convertida en un video en 2018, fue una obra importante para Carla en particular, ya que en los últimos años se había preocupado cada vez más por el estado del planeta y en cómo las intervenciones humanas en el medio ambiente nos estaban llevando a la catástrofe.

Mi primer recuerdo de una conversación con mi colaboradora Carla Herrera-Prats, quien falleció en diciembre pasado, es el de estar sentado en una silla rodante en medio de nuestra sala de seminarios y ella de pie justo frente a mí. En algún momento de lo que debe haberse convertido en una discusión apasionada, alguien de nuestro grupo entró y se echó a reír: aparentemente yo, intentando evadir la intensidad de los interrogatorios de Carla, me había arrinconado solo en mi silla, para ese momento inclinada contra una esquina, con Carla sobre mí hablando sin parar.

Así era una conversación con Carla: apasionada, sincera, profunda, divertida, difícil, seria e hilarante (de una manera como sólo ella podía pronunciar esa palabra en inglés, con un acento de Brooklyn recién adquirido). Es difícil describir el placer de quedar sujeto con alfileres como una mariposa por su mirada. Ella tomaba posición sobre las cosas y te exigía una posición al respecto también. No se permitía nada a medias tintas. Arte, filosofía, política, en resumen, la vida, tenía un significado urgente y estaba en juego, lista para ser reescrita en cualquier momento. Cuando te miraba durante un diálogo acalorado, su mirada te hacía sentir como si fueras un co-conspirador, y al mismo tiempo que te involucraba en un juego feroz, estaba intentando superarte, rebasarte en algún momento. Nuestra colaboración fue tanto una competencia como un baile de pensar juntos. Al finalizar una conversación, sin importar cuán intensa, ella decía (lo que me frustraba enormemente): “Eso fue productivo, ¿no?”

A menudo pensábamos nuestro medio como un híbrido de video narrativo e investigación materializada, o una interacción de ficción y documento, pero realmente nuestro medio era hablar y escucharnos mutuamente y a las personas con las que colaboramos. Llegamos a entender nuestra práctica como un intento por mantener una “discusión ilimitada” entre nosotros y con nuestra audiencia. Quise aprovechar esta oportunidad para escribir esta remembranza de Carla y de nuestro trabajo juntos, y para reconocer la continuación de estas discusiones ilimitadas: polvos cósmicos siempre, querida.