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El síndrome de Estocolmo ocurre cuando una víctima establece un vinculo afectivo con sus captores. Con la maternidad muchas mujeres se sienten así: con la vida tomada y sin escapatoria. La pandemia no ha hecho más que exacerbar esta sensación. Sin embargo, los secuestradores no son las hijas o los hijos. El perpetrador es el sistema patriarcal que, bajo el relato del amor, oculta las labores que sostienen la vida al tiempo que las explota.

Las obras aquí expuestas develan la maternidad como un concepto en disputa. De un lado está la violencia de los órdenes laborales y legales; del otro, las luchas que se entretejen como una marea en torno a las demandas por los derechos reproductivos y las estrategias de cuidado que escapan a la acumulación capitalista. Esta es una muestra sobre la enorme potencia política de la maternidad.


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