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Coreografía de distancias

Iluminar es enfocar. Y encuadrar es delimitar, afirma Fabiola Torres-Alzaga en Actos de ilusión. El trabajo de la artista analiza la construcción de la imagen fílmica y cómo se conforma su representación: ¿qué sucede cuando se representa?, ¿cómo opera la mirada del espectador?, ¿qué procesos y qué tiempos se despliegan para que la representación ocurra?, ¿qué es lo que vemos y dejamos de ver?

Esta obra, producida especialmente para Sala10, ahonda en los marcos de la representación fílmica y en cómo ésta aparece en la construcción del espacio y de la narración en movimiento. El video se estructura como una pieza teatral: comienza con un preámbulo y se sigue de dos actos, creados a partir de escenas que superponen aparición y desaparición de imágenes. El espectador espera en la oscuridad mientras se abre el telón, a la expectativa de lo que vendrá, atento al surgimiento de lo oculto. La sucesión fantasmagórica de imágenes se contrapone con la voz de la artista para crear un diálogo de silencios y presencias. De manera sutil, Torres-Alzaga nos introduce a un juego de luces y sombras para establecer una tensión con el encuadre a través de una secuencia de desdoblamientos entre aparecer, desaparecer, reaparecer, no aparecer más.

Como es conocido, el cine es una secuencia de imágenes fragmentadas, pero nuestra mirada las recompone para crear la ilusión de movimiento. Actos de ilusión alude a esta fragmentación y a la percepción visual que permite construir la narrativa.

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El cine funciona por la persistencia retiniana, esto quiere decir que el ojo mantiene la imagen en la retina durante unos instantes y le permite crear una ilusión de continuidad. De esta manera, la mirada del espectador captura y encuadra la imagen, la ilumina y participa en el acto de aparecer y desaparecer, negociando ese desvelamiento. En ese espacio de ambigüedad se sitúa la ficción fílmica y, por lo tanto, la capacidad de ocultar la imagen. En Actos de ilusión, el plano rectangular negro que la artista manipula con las manos hace referencia a este fenómeno: una imagen velada, negada, a la vez oculta y visible.

El paralelismo que Torres-Alzaga establece entre la ilusión del cine y la magia le permite reflexionar sobre las formas de credibilidad de la representación por las que aceptamos creer anticipadamente lo que vamos a ver, en un pacto previo de confianza. ¿Qué se ve? ¿Qué queda oculto y por qué? Y, sobre todo, ¿dónde está el engaño? La artista plantea al espectador una prestidigitación, un juego de manos que esconde y devela superficies y objetos. Como en una coreografía, los dedos bailan, entre relajación y tensión, para subrayar la premisa óptica y racional de que lo que no se ve, desaparece. La fascinación de la magia: primero, con una moneda; después, con una baraja de cartas.
 

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Por otra parte, los cuerpos aparecen como destellos fugaces para dotar de presencia a los actos de sombra. Siguiendo a Rancière, el cine “es un arte de las sombras, es decir, un arte donde se está frente a cuerpos que en un sentido se parecen más a los cuerpos que uno ve todos los días, y que al mismo tiempo son cuerpos más distantes, cuerpos que son sombras, cuerpos que no se dirigen a los espectadores del modo en que, en el fondo, lo hace el teatro.”[1] Actos de ilusión es un juego de distancias: entre alejamientos y acercamientos, la ilusión permite aflorar a lo invisible, la representación. Como espectros, las imágenes surgen y se vuelven visibles, en intervalos y planos que conforman una narración. Como luciérnagas en la noche, su centelleo ilumina y encuadra.


[1] Armando Casas y Leticia Flores Farán (eds.), Jacques Rancière. En los bordes del cine. Entrevista con Jacques Rancière concedida al proyecto de investigación Cine y filosofía. Poéticas de la condición humana, México, UNAM, 2014,  p. 51.

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Actos de sombra
Texto de Mara Fortes Acosta y conversación entre Fabiola Torres-Alzaga y Virginia Roy


La luz en sí, en su calidad de radiación electromagnética, es invisible. Sólo se percibe a través de un medio, dispersada por la atmósfera, los objetos o el órgano visual. En la sala del cine la fuente de energía permanece oculta; el rayo de luz que atraviesa el espacio es un secreto que se resguarda en la inatención. Sólo la luz que se extiende sobre la pantalla es digna del ojo. [...]

TEXTO Y CONVERSACIÓN COMPLETOS AQUÍ

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Fabiola Torres-Alzaga
(Ciudad de México, 1978; vive y trabaja en Ciudad de México)

Tanto en video, cine, instalación, escultura, fotografía y dibujo, la obra de Torres-Alzaga despliega diferentes posibilidades de lo visual al explorar sus jerarquías y la nebulosa geografía entre lo que se ve y se oculta. Su trabajo se ha mostrado en la Bienal FEMSA (Zacatecas, 2018), Anthology Film Archives (Nueva York, 2018), Lille3000 (Francia, 2019), Bienal de la Imagen en Movimiento (Buenos Aires, 2018), Paul Kasmin Gallery (Nueva York, 2018), Maison des Arts de Malakoff (Francia, 2016), Museo Politécnico de Moscú (Rusia, 2015), MARCO (Monterrey, 2015), Museo del Chopo (Ciudad de México, 2014), Museo de Arte Moderno (Ciudad de México, 2014), Laboratorio Arte Alameda (Ciudad México, 2011), Center for Contemporary Art (Tel Aviv, 2006), Sala de Arte Público Siqueiros, (México, 2004), entre otros. Ha publicado Historias de la noche (ESPAC, 2019), un libro/proyecto en diálogo con Mara Fortes, y Fabiola Torres-Alzaga: entre actos (Museo Universitario del Chopo, 2015) con textos de Itala Schmelz y Daniel Garza Usabiaga. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores del Fonca.


Fabiola Torres-Alzaga, Actos de ilusión, 2020
Video HD
9’
Voz en versión inglés: Virginia Colwell 
Mago en primer acto: Joaquin Kotkin, “el mago de la media barba”

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Curadora: Virginia Roy
Coordinación curatorial: Ana Sampietro y Jaime González
Comunicación: Ekaterina Álvarez
Gestión de medios: Ana Cristina Sol
Edición de contenidos: Vanessa López
Traducción al inglés: Julianna Neuhouser
Diseño gráfico: Andrea Bernal
Gestión de prensa: Francisco Domínguez, Eduardo Lomas