La influencia de los medios masivos de comunicación determinó, en gran medida, una visión persecutoria y discriminatoria de la infección y, al mismo tiempo, planteó desafíos culturales que llegaron a impactar hasta los usos del lenguaje social. A pesar de la censura y la moral conservadora, la emergencia obligó también a integrar programas de educación sexual en espacios comunicativos y en los sistemas de educación pública para difundir la utilidad del condón o preservativo como medio eficaz contra las transmisiones. Medios como Letra S. Salud, Sexualidad y Sociedad convocaron a autores de caricatura, como Arturo Kemchs, por ejemplo, para denunciar la relación entre el estigma y la desinformación que primaba en medios conservadores.